lunes, 10 de junio de 2013

LA POESÍA EN EL BARROCO





El BARROCO es un tiempo de CRISIS en el que, frente al optimismo renacentista, predomina la idea de la decadencia. La visión del mundo del hombre del BARROCO está llena de contrastes; por eso la idealización, el desengaño y el humor aparecen unidos: la caricatura, la sátira o la burla pura se apoderan de las plumas de nuestros más insignes escritores.

LA CONCIENCIA SOCIAL DE CRISIS que pesa sobre los hombres en la primera mitad del XVII suscita una visión del mundo en la que halla expresión el desorden íntimo bajo el que las mentes de esa época se sienten anegadas. Son unos hombres tristes, los que  empiezan a ser vistos sobre el suelo de Europa, en los últimos lustros del siglo XVI y que seguirán encontrándose hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XVII.

En general, el siglo XVII es un siglo de CRISIS para el hombre europeo; una serie de acontecimientos encadenados, bajo los reinados de Felipe III,  Felipe IV y Carlos II, vino a acentuar la CRISIS ESPAÑOLA.

En el terreno político la hegemonía española -Austrias y Habsburgos unidos- terminó por ceder el puesto al poderío borbónico de los franceses. La Guerra de los Treinta años, que implicó a  la mayoría de los estados del continente durante varios decenios, trastocó definitivamente el orden de las hegemonías europeas. España, en definitiva, fue la que llevó peor parte.

Los descalabros en el  exterior ( usemos el caleidoscopio de nuestros días¡¡¡)
SE AGRAVARON CON UNA DESCOMPOSICIÓN INTERNA.
LA CRISIS ECONÓMICA, QUE VENÍA BARRUNTÁNDOSE EN LOS REINADOS ANTERIORES, acabó por dar la CARA de forma insoslayable. Las malas cosechas,(LA MULTITUD DE PARO…),el abandono del campo, LOS EXCESIVOS IMPUESTOS PARA SOSTENER UNA LARGA CONTIENDA( LA LARGA LISTA DE POLITICOS, ADJUNTOS, ENCHUFADOS DE LA PARTITOCRACIA, JUBILACIONES DE LOS MISMOS…), las frecuentes epidemias, la sublevación de Portugal, la competencia extranjera en el comercio y tantas otras causas,( LOS EMERGENTES), MOTIVARON UNA ALARMANTE CRISIS ECONÓMICA, A LA QUE SE SUMÓ LA CRISIS SOCIAL DE LA ÉPOCA( HOY PORQUE HAY MUCHOS SUMERGIDOS)…

El poder recaía, a veces caprichosamente, sobre validos ineptos( ECHAD UNA VISTA  A LO QUE GOBIERNA); los miembros de la alta nobleza se debatían en alcanzar el favor real y el poderío político;( PANORAMA DE LA PIEL DE TORO);
la burguesía española no conseguía los logros materiales y situaciones de los burgueses  europeos, que todavía no han desbancado del poder político a la aristocracia.(¿ QUE PASA CON LA CONSEGUIDA CLASE MEDIA?). Repartida la tierra entre el alto clero y la nobleza,(HOY, LA PARTITOCRACIA), el campesino (HOY, EL TRABAJADOR) vivía una situación lamentable, cuando no inhumana.

Todos estos acontecimientos intensificaron LA CRISIS ESPAÑOLA con respecto al resto de Europa. (¿ NO LO ESTÁIS OYENDO A CADA HORA?).
Como el BARROCO fue espejo de una ÉPOCA CRÍTICA Y EN CONVULSIÓN, el BARROCO ESPAÑOL detectó la situación interior, que quedó REFLEJADA EN EL ARTE Y EN LA LITERATURA.

Este estado de cosas produjo situaciones distintas, y aun encontradas.( IGUALITO QUE AHORA, LOS QUE LO RECONOCEMOS Y LOS QUE LES HA COSTADO RECONOCER, SIN COMENTARIOS).

ANTE LA REALIDAD, HUBO QUIENES TOMARON UNA ACTITUD RADICALMENTE PESIMISTA.( IDENTICAS Y PATÉTICAS DECISIONES).

QUEVEDO dejará en sus páginas( LEÁMOSLAS) esta sensación de fracaso y ruina.
GRACIÁN denunció en sus obras la decadencia que algunos no querían ver (¡CUÁNTO SE ACERCA A NUESTRAS ACTUALIDADES REALES!).

Otros prefirieron dar la espalda a la realidad y vivir en una alegre inconsciencia ( NO OS PARECE QUE LA PARTITOCRACIA ESTADO Y COMUNIDADES SE ESPEJAN) que se mantenía del pasado más cercano y lejano. Parece que no hay remedio en estos pagos.
El teatro de LOPE, que es la comedia española por excelencia, triunfalista y de masas, REFLEJA ESTA FALTA DE REALISMO. Pero a medida que avanza el siglo, el PESIMISMO va desplazando al OPTIMISMO INJUSTIFICADO.

Pronto descubrimos a un Quevedo reflexivo y preocupado por su época y por los problemas del hombre. Sus convicciones  le provocan una profunda angustia vital. Su arraigado cristianismo le proporciona un punto de vista más  consolador, ya que la muerte implica vida a su vez. Esto hace que, junto con la angustia, encontramos en sus versos una actitud de aceptación resignada de la muerte.

                        Miré los muros de la PATRIA mía,
                        Si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
                        De la carrera de la edad cansados,
                        Por quien caduca ya su valentía.

                        Salíme al campo: ví que el sol bebía
                        Los arroyos del yelo desatados,
                        Y del monte quejoso los ganados,
                        Que con sombras hurtó su luz el día.

                        Entré en mi casa; ví que, amancillada,
                        De anciana habitación era despojos;
                        Mi báculo, más corvo y menos fuerte;

                        Vencida de la edad sentí mi  espada.
                        Y no hallé cosa en que poner los ojos
                        Que no fuese recuerdo de la muerte.

                                               Quevedo, Poesía Completa Imagen de Giovanni Paolo Panini El Parnaso por Nicolas POUSSIN
Bajo el PARNASO, el humor sobresale en su producción literaria. Aunque no podemos decir que sea un escritor exclusivamente humorístico, su ingenio se desliza en los escritos satíricos y burlescos con inigualable destreza.
Quevedo es el máximo representante del conceptismo literario, que busca la originalidad  y el deleite del entendimiento gracias a un lenguaje renovado.
El conceptismo intenta poner en contacto elementos de la realidad que están alejados
entre sí. El recurso que sirve para esta asociación es el concepto, una metáfora capaz de relacionar elementos entre los que aparentemente no hay similitud alguna. El lector debe  realizar un salto de ingenio para comprender dicha asociación. Al conceptismo contribuyen también recursos expresivos como comparaciones, hipérboles, antítesis, neologismos,etc.

Quevedo destaca no sólo por la diversidad de los temas que trata, sino también por su poderosa imaginación y por un dominio de la expresión sin igual en nuestras letras. Destaca en una increíble capacidad de condensación, con la que expresa en pocas palabras toda clase de reflexiones.
Y tiene tal facilidad para transmitir en sus versos sentimientos que van desde la ira hasta el amor más profundo.
Desarrolla  los temas del tiempo, que en sus manos se convierte en un elemento destructor que reduce la vida a un instante (“Vivir es caminar breve jornada”).
La muerte del cuerpo es inevitable y al nacer empezamos a morir (“antes que sepa andar el pie, se mueve/ camino de la muerte”)

La poesía amorosa de Quevedo deriva de la tradición del amor cortés y de la poesía petrarquista. Sin embargo, sus versos son a menudo tan originales que convierten a su autor en una de los más grandes poetas del amor.
Este célebre poema, que aporté ya en el panegírico a mi hermano y en el “MONUMENTO LITERARIO A NUESTROS PADRES” nos muestra un rasgo peculiar de la poesía amorosa del autor: la unión de los temas del amor, el tiempo y la muerte.

                        Cerrar podrá mis ojos la postrera
                        Sombra que me llevare el blanco día,
                        Y podrá desatar esta alma mía
                        Hora a su afán ansioso lisonjera;

                        Mas no, desotra parte en la ribera( de Leteo),
                        Dejará la memoria, en donde ardía:
                        Nadar sabe mi llama( el amor)el agua fría,
                        Y perder el respeto a ley severa(ley del olvido del Leteo).

                        Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
                        Venas que humor(sangre)a tanto fuego han dado,
                        Medulas que han gloriosamente ardido,

                        Su cuerpo dejará, no su cuidado;
                        Serán ceniza, mas tendrán sentido;
                        Polvo serán, mas polvo ENAMORADO.


                                   Francisco de Quevedo
El paso de la laguna, por Joachim Patinar El
Quevedo no era ajeno a los modos expresivos de su época. No sólo participó en ellos con la agudeza, con ese concepto más que retorcido, apretado, prensado de una manera sólo suya: es indudable que se dejó impregnar del gongorismo con una hiriente intuición plasmando  la situación de poderosas y ágiles imágenes poéticas. Sus poemas forman un rico corpus de variadas formas métricas y diversidad  temática.

Siempre trata temas vertebrales. Como no me debo alargar, doy pinceladas de su mano SABIA:
º Poemas filosóficos, religiosos y morales.- Expresa con gran inquietud y angustia nuestra existencia. Le obsesiona la muerte:
                        “¿Cómo puede morir de repente quien dende que nace ve que va corriendo por la vida y lleva consigo la muerte?¿Qué otra cosa veis en el mundo sino entierros, muertos, sepulturas?( Quevedo, Sueño del infierno)

Además, esta conciencia de la muerte es tema barroco por excelencia. La vida como camino, paso hacia la muerte, es uno de sus motivos favoritos:
                        Vivir es caminar breve jornada
                        Y muerte viva es, Lico, nuestra vida,
                        Ayer al frágil cuerpo amanecida,
                        Cada instante en el cuerpo sepultada.

                        Nada que, siendo, es poco, y será nada,
                        En poco tiempo, que ambiciosa olvida;
                        Pues, de la vanidad mal persuadida,
                        Anhela duración, tierra animada…

Quevedo, que está en la posición del neoestoicismo cristiano y barroco, y que está empapado de las doctrinas de Séneca, acepta con resignación la hora. (Recomiendo su ANTOLOGÏA)

º Los poemas religiosos forman una página antológica de la poesía de  los SIGLOS DE ORO, comparable a las Rimas sacras de Lope de Vega.
                       
¡Cuán fuera voy, Señor, de tu rebaño,
                        Llevado del antojo y gusto mío!
                        ¡Llévame mi esperanza al tiempo frío,
                        Y a mí con ella un disfrazado engaño!       

                        Un año se me va tras otro año,
                        Y yo más duro y pertinaz porfío,
                        Por mostrarme más verde mi albedrío
                        La torcida raíz do está mi daño.

                        Llámasme, gran Señor; nunca respondo.
                        Sin duda mi respuesta solo aguardas,
                        Pues tanto mi remedio solicitas.

                        Mas,¡ay!, que sólo temo en mar tan hondo,
                        Que lo que  en castigarme agora aguardas,
                        Con doblar los castigos lo desquitas.
                                   (Nos refleja una crisis religiosa)

º Los poemas morales reflejan las preocupaciones del moralista que fue Quevedo. Se trata de una literatura de denuncia de los vicios de la sociedad de su época, dura crítica, corrosiva a veces; su desengaño y pesimismo ante la situación de España, arrancan al poeta tonos melancólicos y la insistente lamentación por la pérdida de las viejas  virtudes castellanas. Corren por nuestra lírica del XVII estos aires de desilusión nacional.
                        Un godo, que una cueva en la montaña
                        Guardó, pudo cobrar las dos Castillas;
                        Del Betis y Genil las dos orillas,
                        Los herederos de tan grande hazaña.

                        A Navarra te dio justicia y maña;
                        Y un casamiento, en Aragón, las sillas
                        Con que a Sicilia y Nápoles humillas,
                        Y a quien Milán espléndida acompaña.

                        Muerte infeliz en Portugal arbola
                        Tus castillos. Colón pasó los godos
                        Al ignorado cerco de esta bola.

                        Y es más fácil,¡OH ESPAÑA!, en muchos modos,
                        Que lo que a todos les quitaste sola
                        Te puedan a ti sola quitar todos.
                                  (Quevedo, Advertencia a España de que ansí como se ha hecho señora de muchos, ansí será de tantos enemigos envidiada y perseguida, y necesita de continua prevención por esa causa).

También en su célebre “Epístola satírica y censoria” contra las costumbres presentes de los castellanos, dirigida al Conde-Duque en 1625, está en esa línea de denuncia.
Ante tanta destrucción y tal situación, el poeta barroco, a pesar de la atracción que para él tiene la vida cortesana y el quehacer político, reconoce el acierto de los que hn escogido la vida retirada, el “beatus ille” de fray Luis, o también, ya cansado y abatido, se refugien la soledad de su Torre de Juan Abad:
                        Dichoso tú, que, alegre en tu cabaña,
                        Mozo y viejo espiraste la aura pura,
                        Y te sirven de cuna y sepultura
                        De paja el techo, el suelo de espadaña.

                        En esa soledad, que, libre, baña
                        Callado sol con lumbre más segura,
                        La  vida al día más espacio dura,
                        Y la hora, sin voz, te desengaña.

                        No cuentas por los cónsules los años;
                        Hacen tu calendario tus cosechas;
                        Pisas todo tu mundo sin engaños.

                        De todo lo que ignoras te aprovechas;
                        Ni anhelas premios, ni padeces daños,
                        Y te dilatas cuanto más te estrechas.

º Poemas amorosos. Quevedo es uno de los más grandes poetas amorosos de todos los tiempos. Es un hombre entero que , como tal, puede pensar y sentir el amor, cargarse de la ideas de esta pasión como de un fluido de tal intensidad que pueden saltar chispas. Son magníficas las luminarias que nos ha dejado. En sus composiciones eróticas nos ha dejado perlas brillantes. Va recogiendo lo más señalado y distinguido de sus predecesores. Su filosofía del amor está en la línea platónica; el poeta enamorado nunca aspira a poseer a la amada, incluso llegará a defender que el amor no debe buscar la posesión. El amor de Quevedo por Lisi se mantuvo siempre en un nivel de pureza; es decir, cuando su poesía es reflejo sentido de su propio amor.
                       
Quevedo cuando pretende satirizar, entonces tiene cabida en su obra una amplia gama del tema erótico. Ahora nos ocuparemos de su concepción del amor como sentimiento total, absorbente y purificador expresada en su lírica.
En estos versos amorosos, se muestra sumamente original a pesar de manejar los tópicos al uso que se vienen repitiendo durante muchos años anteriores.

                        Que vos me permitáis solo pretendo,
                        Y saber ser cortés y ser amante;
                        Esquivo los deseos, y constante,
                        Sin pretensión, a solo amar atiendo.

                        Ni con intento de gozar ofendo
                        Las deidades del garbo y del semblante;
                        No fuera lo que vi causa bastante,
                        Si no se le añadiera lo que entiendo.

                        Llamáronme los ojos las facciones;
                        Prendiéronlos eternas jerarquías
                        De virtudes y heroicas perfecciones.

                        No verán de mi amor el fin los días:
                        La eternidad ofrece sus blasones
                        A la pureza de las ansias mías.
                           (Quevedo, Que como su amor no fue sólo de las partes exteriores,
                                            que son mortales, ansí también no lo será su amor)

Quevedo no deja de mezclar en su poesía amorosa: Amor y Muerte. Nunca prescinde de sus obsesivas ideas. Y esta mezcla de amor y muerte, mejor dicho, de cómo el amor puede llegar a ser inmortal. Es novedoso e imprevisible, nuestro querido Francisco de Quevedo. Ya antes hemos puesto el ejemplo de “POLVO SERÁN, MAS POLVO ENAMORADO”.

                                 El paso de la Maguana Estigia por Joachim Patinir

º Poemas satíricos y burlescos. Quevedo ofrece en estos poemas un panorama, con marcados tonos burlescos y satíricos, de la sociedad de la época; todo ello nos lleva considerar que el conceptismo derivó hacia la sátira. Quevedo y gracián, los dos autores más destacados e ingeniosos de esta tendencia, sobresalieron en el culto del humorismo. En esta línea, la exageración barroca consiguió caricaturas deformadoras de la realidad, donde destacan los tonos crudos y descarnados. Y esta caricatura burlesca la desarrolló Quevedo tanto en su prosa como en sus versos: el Dómine Cabra de su BUSCÖN, las galerías de personajes representantes de la clase media tan zaherida por el escritor, pueblan sus SUEÑOS y DISCURSOS, y La hora de todos y La Fortuna con seso.

En sus poemas burlescos el autor se ensañó, sacando a relucir su ingenio y virtuosismo, con las “dueñas”, las viejas presumidas, los maridos burlados, los médicos, los boticarios, los venteros…; al tiempo que denuncia, en otras composiciones, el poder del dinero o las veleidades de una mujer…Con frecuencia empleó el octosílabo y las estrofas propias de este metro( redondilla, romances, quintillas…) como formas métricas más propias, por su ligereza para el humorismo y la burla satírica.

                        Pues amarga la verdad,
                        Quiero echarla de la boca;
                        Y si a l’alma su hiel toca,
                        Esconderla es necedad.
                        Sépase, pues libertad
                        Ha engendrado en mi pereza
                        La pobreza.

                        ¿Quién hace al tuerto galán
                        Y prudente al sin consejo?
                        ¿Quién al avariento viejo
                        Le sirve de río de Jordán?
                        ¿Quién hace de piedras pan,
                        Sin ser el  Dios verdadero?
                        El dinero.
                       
                        ¿Quién con su fiereza espanta
                        El cetro y corona al rey’
                        ¿Quién, careciendo de ley,
                        Merece nombre de santa?
                        ¿Quién con la humildad levanta
                        Alos cielos la cabeza?
                        La pobreza.

                       

                        ¿Quién los jueces con pasión,
                        Sin ser ungüento, hace humanos,
                        Pues untándolos las manos
                        Los ablanda el corazón?
                        ¿Quién gasta su opilación
                        Con oro y no con acero?
                        El dinero.

                        ¿Quién procura que se aleje
                        Del suelo la gloria vana?
                        ¿Quién, siendo toda cristiana,
                        Tiene la cara de hereje?
                        ¿Quién hace que el hombre aqueje
                        El desprecio y la tristeza?
                        La pobreza.

                        ¿Quién la montaña derriba
                        Al valle; la hermosa al feo?
                        ¿Quién podrá cuanto el deseo,
                        Aunque imposible, conciba?
                        ¿Y quién lo de abajo arriba
                        Vuelve en el mundo ligero?
                        El dinero.
                        … (Letrilla satírica , La pobreza. El dinero)

CONOCEDOR, AMANTE DEL IDIOMA, JUEGA CON LAS PALABRAS COMO UN TRAMPOSO CON SUS CUBILETES, REFRESCA SU SENTIDO Y SE SUMERGE EN LAS PROFUNDIDADES DE SU TESORO VERBAL Y VUELVE UNA Y OTRA VEZ CON DESBORDANTES RIQUEZAS DE MATICES Y BRILLANTES ACIERTOS. SU LENGUAJE VA A HACERNOS VER CÓMO CALA EN EL ALMA DE LOS SERES HUMANOS. SU LENGUAJE  GOZA DE UNA INESPERADA ACTUALIDAD.

En el siguiente Soneto se nos presenta despojado de la hojarasca retórica de otras veces, tan abundante en sus composiciones satíricas o en las amorosas. No faltan aquí los rasgos conceptistas, como ese escuchar con los ojos o ese hablar despiertos al sueño de la vida, pero no desfiguran sino que potencian la humanidad desolada de
                                   Retirado, en la paz de estos desiertos,
                        Con pocos, pero doctos libros juntos,
                        Vivo en conversación con los difuntos
                        Y escucho con mis ojos a los muertos.

                                   Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
                        O enmiendan, o fecundan mis asuntos;
                        Y en músicos callados contrapuntos,
Al sueño de la vida hablan despiertos.

                        Las grandes almas que la muerte ausenta,
                        De injurias de los años, vengadora,
                        Libra, ¡oh gran Iosef!, docta la emprenta.

                        En fuga irrevocable huye la hora;
                        Pero aquella al mejor cálculo cuenta
                        Que en la lección y estudios nos mejora.
                                   (Quevedo, “Desde la torre”)

Ningún período de la Historia ha mantenido tan vivo interés por la fugacidad de la vida, por el paso del tiempo. Quevedo todo ello lo magnifica.
En este soneto aparece, como telón de fondo, la dedicación del poeta a sus libros, pues él fue lector voracísimo e incansable. Desde  la Torre, acompañados de algunos de sus libros, se entrega al diálogo con los autores pretéritos, que nos siguen hablando a través de sus escritos.
Con ello, lo importante, viene a decirnos, es tenerlos siempre abiertos, y nuestra mente siempre abierta para comprenderlos, aunque esta comprensión no siempre pueda producirse por la posible complejidad de su mensaje o de su lenguaje. Así, los libros nos desengañan o nos contradicen pues, si la vida es sueño , como diría Calderón, los libros “despiertos”; puesto que están ya más allá de la muerte sus autores, nos siguen advirtiendo de la vanidad y fugacidad de esta vida que es solamente, para el hombre barroco, contrarreformista y católico que es Quevedo, “ sueño de la vida”.


El primer terceto enfila ya la conclusión de este soneto dedicado a los LIBROS y A  SUS AUTORES: la imprenta resulta elogiada porque es capaz de rescatar de las “injurias de los años” a aquellas “grandes almas que la muerte ausenta”. Pero es sobre todo en el último terceto donde el tema esencial del Barroco, y que ha actuado como trasfondo   de todo el soneto, salta a primer plano, explícitamente enunciado: “En fuga irrevocable huye la hora”. Por eso, en conclusión del humanista  y estudioso Quevedo, y por las razones ya dichas, las mejores horas, de estas que huyen irrevocables, SON AQUELLAS DEDICADAS A LA LECTURA Y AL ESTUDIO.

ª Poesía burlesca y satírica. Un ejemplo conocido: Tras el enfoque  humorístico de la realidad suele esconderse un profundo pesimismo, suavizado mediante la burla:
                       

                        A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ

                        Érase un hombre a una nariz pegado,
                        Érase una nariz superlativa,
                        Érase una alquitara medio viva,
                        Érase un peje espada mal barbado;

                        Era un reloj de sol mal encarado,
                        Érase un elefante boca arriba,
                        Érase una nariz sayón y escriba,
                        Un Ovidio Nasón mal narigudo.

                        Érase  el espolón de una galera,
                        Érase una pirámide de Egipto,
                        Las doce tribus de narices era;

                        Érase un naricísimo infinito,
                        Frisón archinariz, caratulera,
                        Sabañón garrafal, morado y frito.
                                Francisco de Quevedo
                       

La primavera de Giussppe Arcimboldo

¿CÓMO ABORDA EL TEMA AMOROSO? EN ESTE SONETO ADOPTA UNA PERSPECTIVA SIMILAR A LA DE OTROS POETAS COMO LOPE DE VEGA, AUTOR DE UNA COMPOSICIÓN SEMEJANTE A LA DE QUEVEDO EN CUANTO AL TEMA Y LA FORMA POÉTICA.

                        SONETO AMOROSO DEFINIENDO EL AMOR

                        Es hielo abrasador, es fuego helado,
                        Es herida que duele y no se siente,
                        Es un soñado bien, un mal presente;
                        Es un breve descanso muy cansado.

                        Es un descuido que nos da cuidado,
                        Un cobarde, con nombre de valiente,
                        Un andar solitario entre la gente,
                        Un amar solamente ser amado.

                        Es una libertad encarcelada,
                        Que dura hasta el postrero parasismo;(agonía)
                        Enfermedad que crece si es curada.

                        Ésta es el niño Amor, éste es su abismo.( pofundidad grande)
                        ¡ Mirad cuál amistad tendrá con nada
                        El que en todo es contrario de sí mismo!
                                          Francisco de Quevedo




Imagen de LAVENUS del Espejo, por Diego de Silva y Velásquez
Sobreabundan los sustantivos que actúan como atributos de AMOR.